“Intentar que los demás crean en algo es muy bonito”

    0
    126
    felipe.jpg

    20/11/2015 – El joven director de La Salut Felipe Espinosa se estrena en el Festival Filmets con su primer corto, 'Carne de gaviota'.

    Carne de gaviota es el primer proyecto de Felipe Espinosa, director de Badalona crecido en La Salut. Este fin de semana se estrena en la sección ‘Badalona en curt’ de Filmets como uno de los cineastas más jóvenes del festival, después de que su film haya recorrido más de una veintena de certámenes  de Estados Unidos, Europa e incluso la India y de haber ganado dos premios en el Festival de Lancaster.

     

    ¿Empezaste tus estudios con idea de ser director?

     

    Entré en audiovisuales porque me gustaba el sector. En la primera clase de cine, donde nos contaron los conceptos básicos e hicimos prácticas con cámara, dije “Esto es lo que me gusta”. A partir de ahí, todo lo que hacía fuera de la universidad tenía que ver con grabar cortos, vídeos mal hechos con los amigos…

     

    Dentro del sector, ¿ser director es lo menos habitual?

     

    Cuando hablas de cine, quizá lo primero que viene a la cabeza es la interpretación. A mi, des del primer momento, me atrajo la idea de poder crear y contar una historia.

     

    ¿Qué es lo más complicado que afronta un director?

     

    Tirar una historia adelante. Todo el mundo puede escribirla, pero convertirla en una película implica reunir y convencer a un equipo de personas, encontrar financiación, ya sea propia, subvención, a través de crowfunding u otros medios. Lleva meses de trabajo y creértelo.

     

    ¿Hacer un corto es más difícil que un largo?

     

    Un corto te limita a la hora de plantear y desarrollar una historia. No sé si es más complicado o no, porque aún no he podido lanzarme con un largo (ríe), pero en principio te permite más lujo de detalles y empatización con los personajes un largometraje.

     

    Pero necesitas más recursos.

     

    La financiación, claro. Muchas cosas se reducen a esto. Cuando te reúnes con el equipo a la hora de plantear un proyecto, empiezas a hacer volar la imaginación, pero tienes que frenar y plantear “Ojo, tenemos esto”. Los creadores tienen que ser creadores pero también tener una mínima visión comercial.

     

    ¿Carne de gaviota es tu primer trabajo serio?

     

    Tenía ganas de lanzarme a la piscina y cuando cursaba todavía estudios universitarios, en verano, recordé una historia que nos contó un profesor de instituto que se me quedó clavada. Pensé que podía sacar algo guapo, y desarrollé un guión. A partir de ahí, empecé a picar puertas.

     

    ¿Fue difícil despegar?

     

    Han pasado casi dos años desde entonces. Durante el rodaje, que tardó en empezar, hubo muchos problemas, algo habitual. Pero después también pasaron meses desde el rodaje a la postproducción, porque quería a personas concretas que son buenas en su campo y, cuando no tienes dinero, eso supone esperar a que tengan las agendas libres. Ahí entras en la encrucijada de buscar a otra persona para poder lanzarlo ya, porque estás impaciente, o esperar porque sabes que ganarás en calidad.

     

    Apuntaste alto a pesar de partir de cero.

     

    Es lo que hay que hacer siempre. Muchas veces no podrás y tendrás que ir bajando, pero hay que intentarlo. Es muy importante si eres capaz de enganchar y convencer a la gente, vender bien tu idea. Al final se basa en hacer creer en algo. Tienes una idea que crees que merece ser contada y tienes que convencer a la gente que te va a ayudar, porque en un corto raramente el equipo puede cobrar. Intentar que los demás crean en algo es muy bonito.

     

    ¿Ser tan joven es un problema para dirigir a actores mayores que tú?

     

    Me lancé sin ningún prejuicio y si un actor es profesional sabe que tienen que dirigirle. Esto es un proceso de todo el equipo. Y en mi caso concreto me lo pusieron muy fácil.

     

    ¿De qué habla el corto?

     

    Es la historia de tres náufragos en una playa que tienen algo que esconder. Dos de ellos, años después, en una cena, intentan resolver lo que no pudieron afrontar tiempo atrás en aquella situación. Me interesaba ver y proyectar cómo reaccionan las personas en situaciones límite.

     

    Habéis estado en muchos festivales ya, e incluso acabáis de recibir dos premios.

     

    El primer festival donde nos seleccionaron fue en Virginia del Norte. A partir de ahí, ha estado en la India, Nueva York, Los Ángeles, Francia, en el Short Film Corner, la sección paralela del Festival de Cannes, que fue una gran experiencia, y en ciudades de España como Madrid. Y sí, hace unas horas nos anunciaron que hemos ganado dos premios en el Festival Internacional de Lancaster, Pensilvania. Es un empujón moral muy grande.

     

    ¿Es tu primera vez en Filmets?

     

    Había estado como público, pero es la primera vez que participo con un proyecto. Hace ilusión por ser mi ciudad, y también por toda la gente de mi entorno que irá a la proyección.

     

    ¿En qué categoría juega Filmets dentro del mundo del cine?

     

    Es un festival internacional, que acoge cortos de todo el mundo, y eso es algo que no tienen todos los certámenes. El nivel de cine que se respira es fabuloso; he visto films muy buenos y competitivos. Y que tengan una sesión concreta para un país invitado es algo muy especial y que dice mucho de Filmets.

     

    ¿Badalona es buena ciudad para rodar?

     

    Si tuviera que destacar algún punto, sería la playa. Sobre todo el Pont del Petroli. Sale en cantidad de anuncios. Ofrece muchas posibilidades a nivel creativo.

     

    ¿Se puede vivir de los cortos?

     

    No conozco a nadie que viva exclusivamente de ello. Muy poca gente cobra por hacer un corto en este país. Esto no deja de ser una pre-sala para poder hacer una película. Yo creo que para ganarte la vida tienes que dar el salto a los largos. Los cortos son un medio para proyectar lo que sientes.

     

    ¿Cuánto habéis invertido?

     

    Unos 3.000 euros entre producción y distribución, todo de mi bolsillo y gracias a la ayuda y apoyo de mis padres.